domingo, 23 de septiembre de 2018

Exijamos el destierro (o al menos impidamos las muestras de aprecio) para los ex-miembros de la banda terrorista ETA.


   ¿Las cosas están cambiando en Euskadi? El alcalde de Rentería, Julen Mendoza, de Bildu, participó la semana pasada en el homenaje a Antonio Cedillo, asesinado por ETA en esa localidad en 1982 junto con otros tres policías. Me parece fantástico y le felicito por su valentía y nobleza.
   En su discurso, dirigiéndose a la viuda y al hijo del policía asesinado, el político dijo que "teníamos una deuda pendiente con vosotros", y que “se os destrozó la vida y quiero, queremos, ayudaros a recomponerla, conscientes no obstante de que el daño es irreparable, de que Antonio no va a volver”.
   Es un primer paso. Pero no es suficiente. Y la deuda de ETA y de todos los que les han apoyado y les apoyan con todas las víctimas de ETA y con el pueblo vasco no se saldará hasta que todos los que han sido miembros de esa banda terrorista que ha causado tanto dolor y miedo a tanta gente no sean colocados en el sitio que en justicia se merecen. Unos en la cárcel (los que están, y los que tendrían que estar: pues aún hay casi 300 víctimas mortales de ETA cuyos crímenes siguen sin resolverse, y cuyos asesinos sigue siendo encubiertos por el resto de los ex miembros), y otros tratados por la sociedad vasca como se merecen: no digo con desprecio, pero sí sin ningún tipo de muestra pública de aprecio. Como mucho con indiferencia. Y por supuesto sin permitirles ejercer cargos de responsabilidad pública: porque con lo que hicieron perdieron la dignidad para ejercerlos.
   Los que han pedido perdón y se han mostrado arrepentidos al menos pueden recuperar su dignidad; pero para ser perdonados hay que resarcir por el daño causado, y eso me parece que no está al alcance de los asesinos de la banda...
   La sociedad vasca seguirá enferma mientras se permitan homenajes a etarras. Y cada aplauso seguirá siendo una agresión a todas las víctimas, que somos todos, los vascos y los no vascos. la justicia y a la paz, y será un paso atrás en la lucha por la reconciliación y por la paz, por recuperar la normalidad en Euskadi y en España.
   Por eso pido que los asesinos de ETA sean desterrados, o al menos que si siguen en Euskal Herría nadie les muestre la mínima señal de valoración ni de aplauso. La justicia, la paz, la reconciliación y la dignidad de todo un pueblo -y su futuro- están en juego. Y todos tenemos que seguir pagando la deuda que tenemos con las víctimas de ETA y con los familiares y amigos de los asesinados.
  Euskal Herría será un sitio mucho mejor, mucho más justo digno y seguro, cuando nadie apoye a ETA, cuando todos sus miembros se hayan ido de esa tierra de gente de bien,o se queden pero vivan pasando desapercibidos, y avergonzados por todo el daño que han hecho...

La noticia del acto del pasado 15 de septiembre en que por
primera vez un político de Bildu da muestran de dignidad (VER).

   PD. Sabino Arana propuso un lema: "Jaun-Goikoa eta Lege Zarra": Dios y la ley antigua. Muchos ex miembros de ETA tienen suerte de que las ideas de Arana no se apliquen. Porque según la Ley Antigua, la vida se pagaba con la vida, y a los miembros de bandas de asesinos se les condenaba a muerte. En el Fuero de las Encartaciones de 1394 se afirma: “cuando acaeciese que en esta tierra un hombre o mujer matare a otro hombre o mujer, que muera por ello”. Y se explicaba la razón: “Porque los hombres buenos de esta tierras quieren vivir en justicia”.
   Uno de los motivos de la redacción de los Fueros Vascos (la "ley antigua") fue proteger a los habitantes de estas tierras de actos de violencia, y de los abusos de los señores y banderizos, que actuaban sin someterse a ninguna autoridad. El Fuero de 1526 fue redactado “Por haber en Vizcaya muchas parcialidades y enemistades”, cuando aún perduraban las luchas fratricidas de los bandos, con sus desmanes, incendios y muertes, que llenaban de terror a los vizcaínos...
   Con el nacimiento de los Estados se eliminó el derecho a la venganza, y se impuso la obediencia a la autoridad soberana (del Rey) que se debía encargar de imponer orden, justicia y paz en todos sus territorios. El pueblo aplaudió unánimemente este importante cambio social, que podríamos considerar un comienzo de estado de derecho, y que acababa con siglos de inseguridad y terror.
   Con los Reyes Católicos (que juraron en Gernika guardar la Ley Antigua, los Fueros, para proteger a sus súbditos) se redujeron drásticamente las condenas a muerte, pero aumentaron las penas de destierro en el Señorío de Vizcaya... No deseo ningún mal a los ex miembros de ETA, pero sí considero necesario que paguen justamente por el régimen de terror y sangre del que son responsables. Por eso pienso que los terroristas de ETA que no están en la cárcel es lo menos que se merecen: que sean desterrados, obligados a irse de España; o al menos a irse del País Vasco. ¿No se pone condena de alejamiento a los maltratadores?
Homenaje y aplausos en Lekeitio a un etarra tras su salida de la cárcel. (Ver noticia).
Ese etarra, Andoni Gabiola Goyogana, fue miembro del Comando Madrid,
responsable de 80 muertes y de varios secuestros (Ver).
 Precisamente en Lekeitio ETA asesinó a tres personas: un marinero,
un policía local y un guardia civil, que dejaron entre los tres ocho huérfanos.